Animales de granja: seres vivos, no solo productos
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En esta sección de preguntas y respuestas, descubrimos cómo nuestra comprensión y desconexión cultural de la sintiencia animal influyen en el bienestar futuro de los animales destinados para carne.
Cada vez más, la legislación sobre el bienestar animal reconoce que no solo debemos proteger a los animales de la crueldad física, sino también del daño psicológico. Esto es particularmente relevante en las granjas industriales, donde los "animales destinados para la carne" experimentan un prolongado estrés debido a las duras condiciones de vida.
En esta sección de preguntas y respuestas, World Animal Protection conversa con McArthur y Larsen para explorar cómo nuestra comprensión y desconexión cultural de la sintiencia animal afecta el bienestar de los animales de granja y su futuro.
¿Los animales pueden sentir emociones similares a los humanos?
Sabemos que todos los animales —incluidos aquellos criados en cautiverio para la industria cárnica— son capaces de experimentar una amplia gama de emociones como placer, dolor, alegría y miedo, tan complejas y variadas, como cada individuo animal. Jo-Anne recordó una historia sobre las gallinas con las que había crecido:
"Podía ver que algunas gallinas querían pasar tiempo a solas. Algunas eran tímidas o introvertidas, pero también había otras matonas, dominantes y celosas. Estos animales no estaban experimentando emociones muy simples".
La mayoría de los animales con los que trabaja Jo-Anne experimentan mucho miedo.
"Los animales expresan miedo jadeando o gritando. En las granjas de pieles, las gallinas giran en círculos rápidamente cuando se enfrentan a un zorro o un visón. Es realmente increíble cómo, cuando llegas a conocer a los cerdos, puedes ver las expresiones en sus caras. Puedes ver si sus cejas están fruncidas por el miedo, o si están jadeando o si están desanimados. Trato de documentar algo de su experiencia y la de sus crías”
¿Cómo afectan las granjas industriales a los animales?
La mayoría de las personas no se da cuenta de que las granjas industriales siguen aumentando en intensidad. Hace unos pocos años, las jaulas en las granjas intensivas de pollos se apilaban a tres o cuatro niveles de altura. Jo-Anne ahora las ve tan altas que no puede ver ni la mitad de ellas.
En estas condiciones, los pollos no pueden extender sus alas y los cerdos no pueden voltearse. Esta situación es problemática porque los animales no cuentan con las condiciones para desarrollarse adecuadamente por la falta de espacio. Algunos cerdos cuando alcanzan los 40 días de nacidos aún no pueden caminar por la forma en la que han sido criados.
Incluso cuando los animales no parecen estar angustiados, no significa que no lo estén. Hannah describe que algunos no muestran ningún comportamiento negativo o de estrés, ya que han aprendido que no pueden controlar lo que les va a suceder. No están felices, están deprimidos.
¿Cómo nos desconectamos de reconocer la sintiencia de los animales de granja en comparación con los animales de compañía?
Para muchas personas, comer animales forma parte de su cultura. Esto puede provocar que sea difícil aceptar que estos animales destinados para la carne son seres sintientes con mundos complejos de emociones. A menudo, se nos enseña a no preocuparnos por los sentimientos de los animales de granja.
Existe también una gran falta de conciencia. La mayoría de las personas no han experimentado cómo es la vida de los animales criados en granjas industriales, por lo que no es fácil para ellos pensar en esto.
Con frecuencia, esta es la razón donde surge la desconexión. Las personas se preocupan por los animales, pero no conocen algunos de estos problemas. Por lo tanto, se torna difícil tomar una decisión informada sobre qué hacer.