La desgarradora vida de una mamá cerda criada en un sistema de producción intensiva

Millones de cerdas, en granjas industriales de todo el mundo, pasan toda su vida adulta en un espacio no mayor al de una refrigeradora doméstica.

Engranaje en una máquina

Reproducida selectivamente para producir tantos lechones como sea posible, la vida de una cerda mamá adulta comienza cuando se le insemina por primera vez. Esto a veces se hace cuando la cerda tiene apenas 8 meses de vida.

Lejos de la reproducción natural, en una granja industrial, la obligan a introducirse en una pequeña jaula durante este proceso. Ella será trasladada de jaula en jaula por el resto de su vida. En estos crueles sistemas ella es solo una 'máquina' de reproducción.

Cerdas mamás en jaulas en un sistema de producción intensiva 

Sola en un mar de jaulas

Incapaz de darse la vuelta, está enjaulada y alineada con cientos de cerdas en un enorme cobertizo. Las barras la separan de las demás cerdas, por lo que no puede formar amigos o buscar consuelo o protección en grupos. Ella no puede escapar; no puede huir, sólo puede levantarse y acostarse.

Cada jaula no tiene más de dos metros de largo y menos de un metro de ancho. Es solo un poco más grande que su propio cuerpo, y no más grande que una refrigeradora  doméstica.

Incómoda y con dolor

Esto está muy lejos de la cómoda cama de paja que buscaría en la naturaleza. A los cerdos les gusta estar limpios, pero una mamá cerda en una granja industrial tiene que estar en su propio excremento todo el día. Ella vive apretada y puede desarrollar llagas en los hombros por rozarse contra las barras de acero.

Los cerdos se paran en sus jaulas en un enorme cobertizo

El piso es duro, y ella está confinada allí día tras día. Frustrada, muerde los barrotes de la jaula de acero que la rodea.

En estas jaulas, las mamás cerdas viven toda su vida sin poder expresar comportamientos naturales como hurgar o socializar con otros cerdos. Se mantienen solas en jaulas. Ellas experimentan cojera, estrés intenso, lesiones auto infligidas y depresión.

Esto no es vida para un cerda que siente. 

Dar a luz en una jaula

Finalmente, después de haber soportado este embarazo en una prisión, la trasladan a otra jaula en preparación para el parto. Su instinto natural es construir un nido, pero ella no puede.

Ella fue llevada a una jaula de gestación, donde no hay nada más que barras y concreto de nuevo.

Está muy estresada justo en el momento en que necesita relajarse. Esto agrega aún más dolor y sufrimiento al nacimiento. Cuando llegan sus lechones, no consiguen interactuar adecuadamente con la madre lo que impide la formación de vínculo madre-lechón normal. 

Cerda no puede interactuar correctamente con su lechón en una granja industrial

Bebés arrebatados demasiado pronto

Cuando sus bebés tienen solo tres semanas de vida, son destetados por la fuerza y llevados lejos de ella. Mientras la cerda regresa a otra jaula para quedar embarazada de nuevo, y el ciclo doloroso se repite una vez más.

Ella soportará embarazos múltiples a lo largo de su vida miserable. Esto hasta que su cuerpo comience a fallar y ya no le sirve a la industria de crianza intensiva.

Ayuda a terminar este horror

Esta es la vida de una mamá cerda enjaulada. Pero multiplica todo ese sufrimiento por decenas de millones en todo el mundo. Ese el número de cerdas explotadas en granjas industriales. 

Pero este sufrimiento es evitable. Las cerdas son seres sintientes que merecen respeto y buenas vidas. 

Tú puedes ayudar a acabar con el sufrimiento de las cerdas al reducir tu consumo de carne, menos demanda significa menos cerdas sufriendo en granjas industriales. 

Lee más sobre la reducción del consumo de carne. 

También puedes unirte a nuestros llamados a los gobiernos para que:

• Dejen de apoyar a las granjas industriales.
• Reorienten las subvenciones agrícolas para apoyar sistemas ganaderos agroecológicos, de alto bienestar, regenerativos y pastoriles.
• Se comprometan a reducir, en el ámbito mundial, la producción y el consumo promedio de carne.⁣

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